La historia de Gisela es un claro ejemplo de adaptación y reinvención de familias empresarias. Su fundador, José Miguel Ferrer, nació en el Pirineo catalán, pero su vida dio un giro decisivo al “enamorarse de la Costa del Sol durante una visita a Torremolinos en los años 70”, nos confiesa su hijo Iván Ferrer.
En 1975, José Miguel Ferrer y su socio vieron en la reutilización de los colegios de Almogía, que se estaban quedando en desuso por la falta de alumnos, una oportunidad que no dejaron escapar: se transformaron en talleres textiles. Esta iniciativa condujo a la creación de la empresa textil “Bailarina”, que logró un notable éxito en la década de los 80.
La crisis de 1992 se convirtió en un punto de inflexión crucial tanto a nivel empresarial como familiar. La delicada situación económica a la que se enfrentaba la empresa marcó su declive.
A pesar de “perderlo todo”, el espíritu emprendedor de José Miguel Ferrer no lo frenó en su afán de trabajar en el sector textil y, gracias al apoyo económico de su padre, pudo fundar y liderar desde 1993 la empresa que hoy conocemos como Gisela.
En el año 2000, tras su periodo de formación, se incorpora a la empresa el hijo de José Miguel Ferrer, Iván Ferrer (actual Director General), con un objetivo claro: tomar el relevo de la empresa familiar. Por otra parte, su hija Yolanda Ferrer (actual Directora de Diseño), sin dejar de lado el mundo textil, se formó como diseñadora en la universidad de Sabadell y realizó su carrera profesional fuera de la empresa familiar, incorporándose a la empresa más tarde.
En esta primera etapa, Gisela se caracterizaba por ser una empresa “100% producción española”, con una cadena multinacional de distribución como su cliente principal, que representaba el 80% de sus ventas. Sin embargo, en el año 2005, la entrada al mercado de productos fabricados en China a precios más bajos planteó un desafío significativo para su modelo de negocio, ya que dicha cadena amenazó con poner fin a la relación comercial. Ante esta situación, Iván Ferrer no duda en trasladarse “varios meses a China visitando decenas de fábricas” con el objetivo de trasladar allí la fabricación de sus prendas. Finalmente, Iván Ferrer propuso un nuevo modelo de negocio, trasladando la producción a China, marcando el inicio del relevo generacional en la empresa.
En el 2007, Iván Ferrer consigue fichar a su hermana Yolanda (actual Directora de Diseño) y su cuñado Aldo Ariza (actual Brand Manager), lo que aportó a Gisela el impulso necesario en calidad y diseño. “Les convencí diciendo que iban a trabajar menos y cobrar más y ha sido todo lo contrario” afirma Iván Ferrer.
Con la determinación de mejorar la empresa familiar, Iván emprendió un MBA en moda y negocio, lo que le permitió comprender mejor las particularidades de la empresa, en especial de la empresa familiar, y resaltar la necesidad de organizar el consejo de administración y establecer un protocolo familiar.
Con esta visión, en el 2010, Gisela comienza su etapa de profesionalización alcanzando actualmente más de 20 millones de euros en facturación y contando con más de 100 empleados. En esta nueva fase, el modelo de negocio se transformó radicalmente, con el 80% de las ventas provenientes de la marca Gisela y el 20% de Carrefour.
La empresa proclama que su misión es “hacerles la vida más fácil a las mujeres” y para ello ponen de manifiesto los siguientes valores:
Reconocimiento por la comodidad y calidad. Gisela se esfuerza por ofrecer ropa interior que combine elegancia y comodidad, utilizando tejidos de alta calidad. “La belleza está por encima de todo”.
Ambiente positivo y actitud proactiva. Prioriza un entorno de trabajo favorable, valorando el bienestar del equipo sobre las ganancias económicas.
Inclusión. Cuenta con una plantilla compuesta por un 70% de mujeres y un 30% de hombres. “Necesitamos un proceso de igualdad, pero a la inversa”, bromea Iván Ferrer.
Resiliencia e Innovación. Se valora la innovación, reconociendo que, aunque no siempre se logran los resultados deseados “cometemos muchos errores”, el aprendizaje es fundamental.
En Gisela, la innovación, en todas sus vertientes (producto, proceso y gestión), no pasa desapercibida, pues es una de sus señas de identidad y conforma su visión empresarial.
Según Iván Ferrer, la creatividad es un motor que impulsa a la empresa hacia adelante, manifestándose no solo en el diseño de nuestros productos, sino también en la forma en cada ámbito del negocio.
La búsqueda constante de inspiración lleva a Yolanda Ferrer a viajar a ciudades de vanguardia en moda como Hong Kong, Nueva York, Copenhague, París y Milán. En cada una de estas paradas, se absorben tendencias y estilos, esforzándose en igualar o incluso superar las propuestas de las marcas más reconocidas, todo a un precio razonable.
En Gisela, la tradición no se detiene, se transforma y se reinventa, pues “hacer siempre lo mismo aburre” y “la innovación es lo que mantiene viva a la empresa”.
Gisela reconoce que, aunque las iniciativas de sostenibilidad y responsabilidad social empresarial son fundamentales, su implementación puede ser un desafío y puede existir una brecha entre lo que se percibe y las prácticas que la empresa lleva a cabo.
Si destacan en el aspecto social, pues mantienen una relación cercana con sus empleados, fomentando las reuniones informales entre ellos al menos dos veces al año. También consideran el bienestar del trabajador y la conciliación familiar un punto clave, hecho que se pone de manifiesto en los horarios de apertura.
El emprendimiento en esta familia comienza con José Miguel Ferrer, que monta la empresa desde cero y son sus hijos quienes se encuentran ahora dirigiéndola. No han jugado el mismo papel ni se han visto en las mismas vicisitudes; Iván Ferrer afirma que no es lo mismo montar una empresa que dirigirla, “el primero tiene que estar muy loco, el segundo solo un poco”.
Están decididos a incorporar nuevos miembros de la familia siempre y cuando cumplan los requisitos que han acordado en el protocolo familiar, “deben tener una licenciatura, un máster, cinco años de experiencia y dos idiomas para incorporarse a la empresa”. Esto pone de manifiesto el gran interés por la continuidad de la empresa a través de la profesionalización de sus miembros.
Entrevistamos empresas familiares para poner en valor su labor social.
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