En 1938, el bisabuelo del actual Director Gerente, Francisco Domínguez Toledo, comenzó haciendo mantas en Yunquera (Málaga). Tres años más tarde, en 1941, fue a Barcelona a comprar maquinaria, pero como no tenía suficiente dinero para adquirir un equipo para producir mantas, compró una máquina para hacer calcetines. Ese mismo año se comenzó con la fabricación de calcetines (el propio ejército fue uno de sus clientes), no sin dificultades, como por ejemplo adquirir materias primas de buena calidad. Su primera fábrica se encontraba en Avenida del Doctor Gálvez Ginachero (zona Hospital civil, Málaga capital). La familia empresaria consiguió gestionar varios negocios, tales como una gasolinera, una constructora o una empresa de paquetería, repartidas por diferentes puntos de Andalucía.
Después de algunas discrepancias en la familia, Rafael Domínguez de Gor heredó la empresa de costura en 1966, justo cuando acababa de pasar de hacer exclusivamente calcetines al negocio de la ropa en general. Tener la mayoría de las acciones y su propia capacidad técnica -estudió ingeniería industrial en Cataluña y trabajó como tal en la fábrica textil de Intelhorce en Málaga- hicieron que Rafael se centrara al completo en el negocio y fuera el principal actor en la toma de decisiones, dando gran estabilidad a la empresa. Fue el impulsor de las principales innovaciones tecnológicas que llevaron a Mayoral a convertirse en un exportador textil y de tendencias líder en el mercado español.
En 2007, Rafael se jubila y pasa a ser presidente no ejecutivo, quedando su hijo, Manuel Domínguez de la Maza, al mando como Director General. En 2020, Rafael se retira definitivamente, y Manuel asume también la presidencia.
Siempre enfocados. “Nos centramos en una empresa o en un mercado hasta ser los mejores. Llevamos la frase zapatero a tus zapatos hasta sus últimas consecuencias”.
Búsqueda de la excelencia, de la mejora continua. “El objetivo no es hacerse rico, sino hacer las cosas bien, no es tener una empresa más grande, sino una empresa mejor…Mi padre siempre ha tenido la intención de hacerlo bien, no de ganar dinero. Esto nos lo ha recordado siempre… Siempre buscamos mejorar la calidad del producto, los tiempos, la distribución, la atención al cliente, la relación calidad/precio”.
Imitar lo bueno. “Nunca me hables mal de la competencia, al contrario, dime lo que hacen bien y vamos en esa misma dirección”.
Humildad y cercanía. “Queremos ser cercanos, humildes y tener un perfil bajo en los medios”.
En Mayoral se apuesta por la innovación tecnológica y el automatismo en los procesos, sobretodo en los centros logísticos. “Mi padre ingeniero se preocupó mucho por la logística… Nuestra cadena de suministro de entrada y salida es muy compleja, por lo que todo lo que puedas optimizar en la misma se refleja en los resultados… Fichamos a los mejores para la creación de nuestro sistema automático de almacenaje, en concreto para ayudarnos a mejorar la automatización de ciertas tareas… En los últimos años hemos invertido 120 millones de euros en terrenos, software y/o automatización… A nuestras fábricas han venido directivos de grandes empresas del sector para comprobar de primera mano cómo funciona nuestro centro”.
Mayoral ha apostado por innovaciones en producto, dentro de los límites que tiene el sector de la moda. “El producto está en innovación constante, con la periodicidad de cada línea… Te obliga a renovarte mucho… Puedes innovar en tejido, colores, composiciones,…, y en otras muchas cosas”.
La innovación ha llegado también a la comercialización, con la aparición de nuevos canales a lo largo del tiempo, pasando de comerciar sólo con mayoristas a abrir tiendas propias, y posteriormente aprovechar el auge del e-commerce. También, la innovación ha llevado a la internacionalización: “Antes solo vendíamos en España, ahora el 70% de lo que hacemos, se exporta”.
Mayoral ha tenido claro desde el inicio, por su naturaleza familiar, que no quería tener a niños trabajando en sus fábricas. Por ello, “nos aseguramos muy bien de las condiciones laborales de nuestros proveedores, que sean buenas. Hacemos inspecciones en edificios, formamos parte del Pacto de Bangladesh, y somos miembros de una ONG que examina las fábricas y sus condiciones”.
Mayoral tiene un plan de igualdad dentro de la propia empresa. “No tenemos obligación de cumplir con las cuotas, al no cotizar en bolsa, pero aún así somos conscientes de todos estos aspectos… Hay muchas mujeres en Mayoral, ya que su visión es fundamental. La igualdad es algo que llevamos muy en serio”.
Igualmente, la empresa es consciente de la importancia de la comunicación interna para retener el talento. Por ello, “se realizan encuestas internas a los trabajadores para conocer sus necesidades -por ejemplo, los más jóvenes buscan beneficios diferentes al salario- e intentamos adaptarnos a nuestros trabajadores para que estén satisfechos con su puesto de trabajo”.
Mayoral tiene un gran arraigo con la ciudad de Málaga. No sólo la familia empresaria ha tenido claro que se debía aportar a la economía (empleo, impuestos, etc.), sino también con numerosas iniciativas de índole social. “Nuestro centro de decisiones está en Málaga y no nos vamos a ir nunca de aquí. En los treinta millones de prendas que se venden pone Málaga, España.Esto es una forma también de darle importancia a nuestra tierra”.
Igualmente, la empresa realiza aportaciones a distintas fundaciones e iniciativas malagueñas como la escuela de negocios San Telmo -promoviendo la formación de las empresas- y la Asociación Aldea Infantil. “También nos involucramos en otros aspectos como el baloncesto, la música o las carreras solidarias. Realizamos acciones a favor de la sociedad, hacemos ciudad, porque no sólo hay que hacerlo bien en tu negocio, hay que hacerlo bien en tu ciudad”.
La familia empresaria ha invertido en otros negocios sólo desde una perspectiva financiera, pero realmente no ha emprendido nuevas aventuras empresariales, ni está a cargo de la dirección de otras empresas, porque ha priorizado enfocarse en su negocio, en su especialidad, en su sector.
“Las nuevas generaciones son aún jóvenes. Llevan sólo dos-tres años trabajando, y aún no tienen suficiente experiencia. Se les anima a que monten su propia empresa, y no se descarta que se inclinen por negocios distintos. De hecho, de los jóvenes de la familia, no hay aún nadie trabajando en la empresa, algunos de ellos quizás no quieran venir a Mayoral, y nadie de la familia tiene un puesto asegurado en la empresa. Si hay algún puesto que encaje, y que esa persona sea la idónea, entrará, pero es más lógico valorar las habilidades y el talento, para que no se produzcan ineficiencias. Nuestras normas internas son muy estrictas para que entre alguien de la familia. Por tanto, muy emprendedores, te diría que no somos”.
Entrevistamos empresas familiares para poner en valor su labor social.
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